"Yo niego la mayor, no es que haya petado ahora, es una evolución", dice su agente, Juan Santaner. "Cuando empecé a trabajar con él, hace siete años, dimos un concierto en El Sol, que ya se llenó. Y la primera decisión fue llevarle a un teatro, el que hoy es Häagen Dazs, porque tenía potencial. Fue jugársela. Decían que estábamos locos, pero metimos 700 personas".
Para el Price 1.000 entradas vendidas. Si llena, con las dos noches de la sala Joy eslava, será un total de 3.500. Unas 800 más que en 2009, cuando presentó El manifiesto desastre, su último disco con su compañía de toda la vida, Limbo Starr. "El gran salto fue el Palau de la Música de Barcelona, en 2010. Nos llamaron más de un año después de la salida del disco. Dudamos. Pero fue un poco: 'ahora o nunca'. Y llevó a 1.800 personas. Tiene un público fiel". el pais